martes, 31 de mayo de 2016

ARTÍCULO FINAL

A.-Dudas iniciales.
Escribir cuentos nunca se me ha dado del todo mal. Es más, incluso me gusta crearlos. Recuerdo que desde que era pequeña me entretenía contando historias y cuentos a mis muñecas. Después disfrutaba leyendo cuentos o inventándolos para niños de mi familia. Por ello, no me ha costado demasiado realizar las diversas actividades creativas de la asignatura, aunque alguna, como la adaptación, la haya tenido que corregir por dejarme llevar demasiado por mi imaginación, saltándome las pautas establecidas. 
Pero cuando me he tenido que enfrentar a esta última actividad consistente en escribir un artículo final sobre el trabajo literario toda ha cambiado. No se me ocurría por dónde empezar ni cómo enfocarla. Después de leer y releer los excelentes apuntes de Irune sobre Teoría de Literatura Infantil, en un momento determinado pensé que la mejor manera sería ver cómo lo habían hecho otras alumnas de cursos anteriores. También consideré que podrían serme útiles otros artículos disponibles en la red sobre Teoría de Literatura Infantil. Pensado y hecho. 
De todo lo que he leído quiero destacar los trabajos de Juan Cervera en CAUCE, Revista de Filología y su Didáctica, nº 12, 1989/pgs. 157-168, titulado “En Torno a la literatura infantil”, el artículo final de esta asignatura de Rata Ratita Ratóón de 30 de mayo de 2014, el artículo sobre el valor del cuento en Educación Infantil de Publicaciones Didácticas, el de la Revista  3Ciencias titulado “El cuento como recurso educativo” o “El Cuento: estructura, definición y panorama histórico” de Pykulas.
Asimiladas todas estas lecturas y superada la parálisis inicial, tenía que decidir cómo iba a organizar lo que Irune nos pedía, es decir, hacer un recorrido por las ideas claves que han sustentado la asignatura recordándolas desde mis conocimientos previos, mi experiencia personal y la aportada por las prácticas escolares, así como  explicar también la posible aplicación de lo aprendido en mi futura práctica docente, criticando las malas prácticas observadas y aplicando la nueva visión aprendida en la asignatura, explicando cómo convertir en realidad  en mi futuro docente todo lo aprendido. Igualmente tenía que demostrar lo asimilado en esta asignatura, seleccionando las ideas principales de cada tema y relacionándolas con lo que sabías antes de comenzar el semestre para acabar comentando lo que me ha aportado la realización de las actividades, las correcciones de la profesora y los comentarios de mis compañeros de cara a mi futuro profesional. Y este va a ser, o al menos, lo voy a intentar el esquema que voy a seguir. 
Primero hablaré de las ideas que, desde mi punto de vista, son las más importantes de cada bloque. Después de lo que yo sabía respecto a esas ideas, cómo las llevaré a cabo en mi futuro docente. A continuación comentaré lo que me ha aportado la realización de las actividades y las correcciones de Irune y los comentarios de mis compañeras. Finalmente, realizaré una reflexión sobre lo que me ha aportado la asignatura. Sin embargo, no haré referencia a las buenas o malas experiencias que conozco sobre la forma que se trabaja la literatura en Educación Infantil, sencillamente porque lo desconozco pues mi única experiencia en un colegio se reduce al mes de prácticas y me correspondió un grupo de edad de un año en el que la literatura no formaba parte de las actividades realizadas en el aula.
B.- Tema 1. Libros infantiles de autor. Análisis y selección.
Ya los primeros párrafos me han parecido muy interesantes y de una gran importancia, a la vez que muy estimulantes  para quien gusta de escribir cuentos. Estoy totalmente de acuerdo con Irune cuando afirma que  la literatura infantil “No es una literatura menor. Es una literatura para un público determinado –el niño y el adolescente- pero las necesidades de estos lectores implícitos no la empobrecen”.  Esto mismo opina Sainz de Robles, en su libro Cuentistas españoles del siglo XX, cuando dice: “El cuento es, de los géneros literarios,  el más difícil y selecto. No admite ni las divagaciones ni los preciosismos del estilo. El cuento exige en su condición fundamental, como una síntesis de todos los valores narrativos: tema, película justa del tema, rapidez dialogal, caracterización de los personajes con un par de rasgos felices”. Va más allá J. Cervera al afirmar que “lo cierto es que actualmente son muchos los adultos, especialmente educadores y otras personas interesadas por la literatura infantil, que leen con fruición libros publicados para niños”. Esto no significa que estas obras tengan doble destinatario, sino que la calidad de la literatura infantil ha subido. Y es que, como escribe Irune, calidad debe ser igual para el adulto que para el niño aunque cambien los temas y el tratamiento.
Igualmente coincido en que el cuento y la literatura infantil, en general, inciden en el desarrollo del niño en todos los niveles afectivos y de conocimiento propuestos en la etapa. La literatura infantil y juvenil, pensada y escrita para el niño, pone a su alcance gran cantidad de posibilidades didácticas en todos los campos. Para mí la literatura infantil debe estar muy presente (“presentísima”, diría yo) en nuestra práctica educativa. Por ello, considero que en el Aula es absolutamente necesario crear espacios, como el Rincón de la Lectura,  y tiempos para la literatura infantil.  Ahora bien, para conseguir estos efectos beneficiosos es necesario utilizarla adecuadamente. Como dice Irune en sus apuntes de Teoría, la literatura “para el niño pequeño tiene que ser lúdica y estética”.
Muy interesante, y útil para mí ha sido conocer las diferencias existentes entre textos literarios y paraliterarios. Si la literatura, como la pintura o la música, es un arte, su finalidad primordial es la creación de un objeto artístico, el libro. Así, pues, el texto literario no está creado para enseñar ni para inculcar pensamientos o valores. Pero esto no impide que lector pueda obtener alguna enseñanza  leyendo el texto sin tener ese objetivo. Así, pues, para que un texto pueda ser considerado literario su primer objetivo ha de ser el artístico. Po otro lado, su función lingüística predominante será la poética y se manifestará en el carácter simbólico del lenguaje, el uso especial de las estructuras lingüísticas y la utilización de tropos y figuras literarias. Además, debe pertenecer a uno de los tres géneros literarios (narrativa, poesía y texto teatral) y ha de ser un texto de ficción aun cuando esté inspirado en hechos reales. Los textos paraliterarios presentan unas características diferentes de los literarios pero no hay unanimidad a la hora de definirlas posiblemente porque tiene una heterogeneidad de rasgos en consonancia con la heterogeneidad de los propios conjuntos de obras que abarca. Podemos concluir que presentan casi todas las características de los literarios, exceptuando algunas como la ficción o la intención artística y llevan consigo una enseñanza por lo que no tienen los mismos objetivos y no pueden considerarse propiamente literatura. La paraliteratura es un concepto a menudo aplicado a productos como el comic, cartas, memorias, biografías, la novela policíaca, la novela de aventuras o de serie negra, géneros surgidos al calor del entretenimiento y el tiempo libre, y muy en contacto con las sociedades industriales avanzadas. En conclusión, la ficción y la intención artística suelen ser los dos puntos en los que la literatura y la paraliteratura se diferencian más a menudo. 
Todo lo leído me ha servido para aprender que hasta mediados del siglo XX no ha existido una literatura infantil propiamente dicha, sino más bien las producciones eran paraliterarias pues principal objetivo era el de moralizarlos o educarlos en el conocimiento del entorno, es decir, aportarles algo útil “enseñar deleitando”. Interesantísimo me ha parecido el recorrido por la paraliteratura y literatura infantil, desde los primeros cuentos escritos hace más de cuatro mil años en Egipto hasta la enorme proliferación actual de autores y premios de literatura infantil, signo inequívoco de la buena salud del género. Nunca como ahora se ha escrito y leído tanta y tan buena literatura infantil. Como dice J. Cervera “creemos que quedan atrás los tiempos en que la negación de la existencia de la literatura infantil se basaba en que lo que tal nombre recibía carecía de calidad y de condiciones literarias”.  

Dentro de este bloque  está también el texto teatral. He de empezar confesando que, salvo  alguna lectura obligatoria en el Instituto, nunca he leído textos teatrales. No me resultaban atractivos ni motivadores, quizá porque, por definición, el texto teatral se escribe para ser representado. Prefería la prosa, aunque en alguna ocasión he asistido a alguna representación de una obra teatral.  Sin embargo, la lectura de la Teoría y otros artículos sobre el tema me ha hecho ver las posibilidades que los textos teatrales nos ofrecen para la enseñanza en el aula. De hecho he descubierto que soy capaz de escribir pequeños textos dramáticos, como la Casa del Gusano, y luego planificar el desarrollo su puesta en práctica en el Aula.  Esta actividad teatral permite al niño hablar y mejorar su lenguaje, interesarse por la lectoescritura, situar espacial y temporalmente el tema tratado, poner en práctica ciertos medios de expresión artística, familiarizarse con el lenguaje no verbal y desarrollar la psicomotricidad. También, como afirma I. Tejerina el teatro sirve “como juego dramático sin finalidad espectacular, para el desarrollo de la expresión liberadora, la creatividad y la formación de personas, además del  desarrollo hasta límites impensables la capacidad expresiva de los signos no verbales”. 
Por eso al hablar de textos teatrales para niños  no podemos quedarnos sólo en la lectura del texto. En primer lugar porque son muy escasas las obras para niños menores de ocho años. En segundo lugar porque con eso se quitaría interés a su práctica pedagógica en el aula que a mi juicio puede consistir perfectamente en la realización de pequeñas representaciones teatrales que no tienen que quedar reducidas a las celebraciones navideñas.  Esto implica que los profesores nos atrevamos a superar nuestros temores y complejos con respecto a un arte que se considera propiedad de los profesionales. En la web disponemos de numerosos recursos que nos pueden ser de utilidad para llevar pequeñas obras teatrales al aula así como de numerosas obras adecuadas y, además, siempre nos quedará la posibilidad de crearlas nosotros mismos. Evidentemente, hemos de tener mucha paciencia y mucho ánimo para no desfallecer ante las dificultades propias de las condiciones de la enseñanza. Pero con una buena preparación teórica y una adecuada elección de las obras podremos aprovechar las aptitudes y tendencias naturales de los niños para identificarse con determinados personajes y actuar como ellos. El resultado puede ser muy gratificante para todos.

Otro género literario que apenas tiene presencia en el aula es la poesía de autor. Dos son las causas fundamentales. La primera de escasez de textos y autores y la segunda la falta de sensibilidad artística de buna parte de los maestros. Sin embargo, resulta imprescindible introducirla en las aulas porque La poesía abre las puertas a los niños a un mundo de versos y rimas, donde prima la expresión, y donde los juegos de palabras y el lenguaje son los principales protagonistas. A través de la poesía se puede bucear en el mundo de la expresión de ideas, sentimientos y emociones. La poesía se refleja diferentemente en cada niño que la lee o escucha, ya que son ellos los que darán un sentido personalizado al texto. Lo que antes era visto apenas como una fuente espiritual del saber, hoy es visto como una gran y beneficiosa herramienta para que los niños aprendan a jugar con las palabras, con las rimas, y a la vez entender y expresar sentimientos y emociones. La poesía es una gran vía para acercar a los niños a la lectura. Para cumplir estas funciones la poesía, además de ser breve, ha de tener rima fácil y sonora, juegos de palabras, ritmos marcados, onomatopeyas, adjetivos sencillos y evocadores así como el simbolismo infantil. 

Pero si hay un género que identifica a la literatura infantil es el Cuento, que tiene a los niños como protagonistas, especialmente desde mediados del siglo XX. En estos cuentos los niños ya no son personajes paraliterarios, no persiguen moralizar, son simplemente niños, con su psicología que siempre expresan qué hacen, cómo lo hacen y por qué lo hacen. Los niños lectores/receptores reconstruyen las historias de estos personajes desde su propia circunstancia y aprenden, sin necesidad de moralejas, cómo obtener éxito en la vida. Basándonos en la psicología cognitiva de Piaget sabemos que a partir de los dos años y hasta los seis, cuando el niño entra en la etapa preoperacional, ha de disponer en su vida cotidiana del libro como un juguete más. Estos libros han de contener imágenes  como las que puede observar en el mundo real que le rodea.  Los libros juguete y los libros activos son los ideales en esta edad, los libros sugerentes, con bonitas ilustraciones coloridas, en las que se aprecia cada vez mayor detalle y poco texto. Es el momento de los cuentos contados y los libros leídos, el momento de sugerir a través de las imágenes y las palabras, el momento de comenzar a codificar y descodificar.
Especialmente interesante y útil me ha resultado el apartado dedicado al análisis de textos de autor. Su lectura y reflexión me ha valido en primer lugar para poder realizar un buen “análisis de un libro”, pero, sobre todo,  para saber en qué tenemos que fijarnos a la hora de elegir un libro para los niños, es decir,  si un libro es adecuado para una edad determinada u otra y si se adecua al momento evolutivo del niño y a sus necesidades e intereses. 

Es evidente que no podemos recomendar un libro que no hayamos leído previamente y sometido a un análisis concienzudo en función del receptor. Para realizar este análisis debemos tener en cuenta el formato, el contenido y la edad del receptor. Respecto al formato, valoraremos su aspecto externo, sobre todo la manejabilidad (tamaño, peso, grosor), las ilustraciones, atractivas y concordantes con el texto, la letra (legibilidad), adecuada en tamaño, el espaciado  y el tipo de letras (Tipografía). En cuanto a los contenidos, nos detendremos especialmente en el tema, que debe responder al interés de los niños a que va dirigido el libro,  la estructura  que debe ser lineal, con planteamiento, nudo y desenlace,  el o la protagonista, uno de los puntos más importantes del análisis del contenido, y que debe adecuarse al momento evolutivo real de los lectores (hacer cosas de niño, sentir cosas de niño y hablar como un niño) y ser portadores de valores y contravalores modernos y realistas, comprensibles y adecuados para los receptores y no por la clásica y obsoleta dualidad entre "buenos y malos",  y, por último, en el lenguaje, valorando la adecuación del vocabulario y la claridad de las estructuras morfosintácticas (no debe abusarse de las subordinaciones y de los largos párrafos) a la edad de los niños. Teniendo en cuenta la edad (entre los 4 y 6 años), elegiremos cuentos que les permitan trabajar sus emociones personales, que les presentan la fantasía de manera verosímil, enriqueciendo su mundo interior, de trama predecible pero con finales sorprendentes, felices y justos.

Como conclusión a este Tema I, y reiterando lo ya dicho durante el análisis de los diversos epígrafes, creo  que todo lo estudiado en él es enormemente útil para la práctica diaria de una maestra de Educación Infantil. Evidentemente, la mayor parte de los contenidos me eran desconocidos pero me comprometo, creo que no podría ser de otra manera, a aplicarlos en mis labores docentes, primero en prácticas futuras, y después, si consigo una plaza como docente, en la tarea diaria del aula. Igualmente esclarecedor, pues me ha permitido acceder a los conocimientos necesarios, me ha resultado   con vistas a ponerme a redactar textos literarios para los niños de esta edad.  Así, pues, desde esta doble óptica, el Tema I me ha resultado muy instructivo.
C.-Tema 2. Textos folclóricos. Selección y adaptación.
En este tema abordamos los diferentes tipos de textos folclóricos, su importancia, sus semejanzas y diferencias y sus peculiaridades. También hemos aprendido cuáles son sus usos posibles en Educación Infantil y cómo realizar correctas adaptaciones para el aula, valorando la importancia de la literatura folclórica  en educación ya que estimula la fantasía, el ritmo, la lógica, el lenguaje, desarrolla la personalidad, supone un acercamiento al entorno que le rodea y a sus normas y valores, y además lo lúdico juega un papel imprescindible en el aprendizaje.
Hemos hecho un repaso a la importancia histórica de la literatura folklórica, a su definición, entendiendo que, tanto en prosa como en verso, para que un texto sea folclórico, tiene que ser anónimo y  transmitirse de forma oral, bien de forma vertical (de generación en generación) o de forma horizontal (de unos países a otros). Pero lo más interesante es ver cómo se han trabajado los textos folclóricos en el Aula y sobre todo cómo hacerlo en los tiempos actuales. A este respecto, conviene tener claro que se hace imprescindible que este tipo de literatura conserve su oralidad y se reserven otro tipo de textos más modernos y de transmisión escrita para acercar al niño a los libros. Una regla imprescindible para el maestro: los textos folclóricos son para contar y cantar; los textos de autor, para leer. 
A continuación, viene la hora de conocer pormenorizadamente los diferentes tipos de textos de literatura folclórica, que son  los textos folclóricos en verso, los textos folclóricos en prosa y el  teatro folclórico infantil:
·Teatro folclórico infantil. Ya en el Tema 1 hemos hablado de la importancia del teatro en el Aula. Ahora toca analizar el teatro de Títeres, cuyo origen se remonta al antiguo Egipto y si tradicionalmente era un género para adultos en la actualidad tiende a considerarse “sólo” un entretenimiento para niños. Conocemos las diversas técnicas (manoplas, títeres y marionetas) y la estructura del guión típico, pero lo más interesante para mí es su posible utilización en el Aula. Considero que la representación de cuentos con marionetas es un recurso didáctico altamente positivo pues favorece la interiorización de argumentos, de conceptos y de vocabulario y, además, es una actividad que ha motivado siempre a los niños porque al ser los roles claros y definidos el niño/a se siente cómodo viendo cualquier personaje. Además, los propios niños pueden contribuir a la fabricación de las marionetas y a su representación.
·La poesía folclórica. La poesía oral introduce al niño en la palabra, en el ritmo, en los símbolos, ejercita su motricidad y su memoria y despierta su ingenio. Además de ser producto de la imaginación y la fantasía, posee a menudo una funcionalidad que la hace útil para la vida y fomenta el juego, que los introduce en la cultura y en el disfrute con el lenguaje (trabalenguas, refranes, juegos de palabras, juegos contados,...) Una clasificación por temas de estos textos sería en tres grandes bloques: rimas de ingenio (retahílas, fórmulas de sorteo, trabalenguas,…), juegos y rimas de movimiento y acción (nanas, canciones para mover las manos y los pies, juegos de movilidad, juegos de tiento,..); y danzas de corro (canciones de palmas, de saltos de saltos y giros, de pasillo,…).
·Los cuentos folclóricos. De todos los textos folclóricos en prosa (Mitos,  Cuentos de animales, Cuentos de fórmula y  Cuentos de hadas o Cuentos maravillosos, según la clasificación de Propp), el más extendido y el que más estudios y análisis ha provocado, es el cuento maravilloso que engloba todos los cuentos en los que aparece un personaje sobrenatural, sea bueno o malo. Representa la expresión del acontecer mágico y del deseo del hombre de transformar e influir en el entorno según su voluntad. Todas las circunstancias estructurales del cuento maravilloso son reunidas por Propp en su esquema “morfológico”, que se basa en los papeles (héroe, agresor, donante, auxiliar, la princesa y su padre, mandatario y falso héroe), las acciones (número indeterminado, pero siempre con planteamiento, nudo y desenlace) y las funciones, fruto de las acciones principales todas (alejamiento-prohibición-…-matrimonio, y  así hasta 31, aunque no siempre aparecen todas). Además, deben utilizar fórmulas de entrada y salida del tipo “érase una vez” o “colorín colorado”. En cada cuento puede aparecer uno o varios motivos tales como tesoros ocultos, viajes y búsqueda, fuga y persecución, el huérfano maltratado, entre otros. Los personajes más populares son el héroe, el enemigo, las hadas, las brujas, los duendes, etc., y los arquetipos más frecuentes, relacionados con los personajes y con su simbología, tales como la madrastra, el padre viudo y sometido por la madrastra, príncipes y princesas, resucitar con un beso o comerse a los niños. 

Este tema me ha servido también para saber que gran parte de la literatura folclórica europea la conocemos gracias a los recopiladores,  personas que se interesaron por ella y la pusieron por escrito (en unos casos tal cual eran narrados por la tradición oral, en otros con adaptaciones y en otros con modificaciones hasta convertirla en versiones), mucho antes de que el tiempo acabase por hundirla en el olvido. Destacamos al francés del s. XVII Charles Perrault con sus Cuentos de un tiempo pasado (o Cuentos de Mamá Oca como se los conoció por su portada); a los hermanos Grimm, alemanes del s. XIX, con su obra Cuentos del Niño y del Hogar, cuyos cuentos tienen dos características que los diferencian del resto y los hacen idóneos para el público infantil: una visión optimista muy marcada (ya que el desenlace es casi siempre satisfactorio) y un proceso muy sencillo de identificación con el héroe, que permite que el niño quiera convertirse en el protagonista; el danés Hans Christian Andersen, también del siglo XIX, que escribió hasta 164 cuentos, marcados por muchos elementos personales y que casi siempre tienen un final triste, ya que el autor sentía gran simpatía por los desgraciados e infelices (El patito feo), y los españoles Fernán Caballero (recopilación y adaptación de cuentos populares infantiles y publicación de textos folclóricos tanto en verso como en prosa) y, sobre todo, Saturnino Calleja (el de “tienes más cuento que Calleja”), cuya colección de “minicuentos”, que tras su muerte continuaron sus hijos, llegó a contener hasta 300 títulos que recogían historias populares típicamente españolas junto a otras extranjeras españolizadas y muchas de nueva creación de carácter religioso y moralizante imitando el estilo popular.
Si todo lo visto hasta ahora en este Tema me ha resultado muy interesante, lo que más me ha atraído, por razones obvias, tratándose, como es mi caso, de una estudiante de Educación Infantil, son las implicaciones pedagógicas y psicológicas de la literatura de transmisión oral en el desarrollo del niño así como su tratamiento en el Aula, pues como dicen M. Monfort y A. Juárez en el libro “El niño que habla”: 
•Los cuentos tradicionales introducen al niño en el conocimiento de su cultura y su idioma. 
•A través de los cuentos, los niños se aproximan al conocimiento de un lenguaje más culto, con  un léxico más variado y una sintaxis más compleja que poco a poco van a ir interiorizando. 
•Los cuentos introducen a los niños en el mundo de la imaginación y la fantasía tan presentes en  la vida del niño durante los primeros años de vida. 
•El cuento potencia y estimula la memoria. 
•El cuento favorece la actividad social. 
Sin embargo, como dice Irune, y en esto también estoy de acuerdo con ella, actualmente la capacidad de crear o de imaginar está muy mermada en los niños; y no solo eso, sino que además trastocamos las historias cambiando los finales o los argumentos con un estilo “más adecuado”,  más políticamente correcto, diría yo, haciendo de la literatura un entretenimiento que no aporta nada realmente nuevo o, mejor dicho, que no lleva al niño a ir más allá, pretendiendo alejar del receptor, equivocadamente, las crudezas de la realidad. Y ahí está precisamente nuestra responsabilidad de docentes, consistente en ayudar desde las lecturas del Aula responsabilidad de retomar una literatura que a tantos niños ha ayudado. Debemos reivindicar el valor de los cuentos orales como recurso lúdico y pedagógico y hacer de la literatura un mundo mágico donde no exista la obligatoriedad, sino la voluntad por descubrir nuevos mundos, especialmente en los niños de entre los cuatro y los seis años,  cuando los estereotipos que representan los personajes de los textos y su polaridad son fundamentales para que el niño identifique el mensaje.  

Todo lo anterior hay que tenerlo muy presente a la hora de adaptar los cuentos  al Aula. Si bien hemos de tener en cuenta la edad de los niños, no podemos olvidar la necesidad de  mantener este simbolismo además de los roles de los personajes (aunque cambiemos su sexo o su condición realista o fantástica) y los motivos principales que se revelan en la historia. Si no lo hacemos así, habremos creado un cuento posiblemente muy bonito y adecuado para nuestros alumnos (creo que este fue mi caso), pero no será una adaptación sino un texto inspirado en otro, una versión.

Como conclusión a este Tema 2, he aprendido la verdad sobre la literatura folclórica (mal llamada infantil), las características de los diferentes géneros, algunos de los recopiladores más famosos y, lo más interesante y útil para una futura maestra de Infantil, a elegir los textos y a adaptarlos para nuestros alumnos. Es cierto que a mí ha tocado reescribir la adaptación del cuento “Toda clase de pieles”, pues llevada por el deseo de ser creativa, omití algunos elementos básicos de la historia original. Las “críticas” o recomendaciones de alguna compañera y de Irune, me hicieron darme cuenta de mi error y enmendarlo para este cuento y para futuras adaptaciones. Gracias a todas por ello. 

D.- Tema 3. La hora del cuento.
Empezaré por recordar que generalmente la iniciación a la literatura se produce siempre, en la familia o en la Escuela, mediante la narración de cuentos. Y es que en los niños hay una predisposición innata a escuchar “absortos” los cuentos. Pero la competencia de la televisión con su poder hipnotizante puede al principio poner muchas dificultades a la hora de la clásica narración de cuentos en el Aula. Pero este obstáculo se puede superar con la elección del momento adecuado y la aplicación de una mecánica narrativa correcta: adecuar el tiempo a la edad de los niños, no excederse demasiado con la introducción al cuento, la narración y la conclusión, favorecer la interactuación con preguntas durante la narración, la utilización de música,, tc.
Paso ahora a analizar las diferentes formas de trasmisión literaria: ·Cuentacuentos. Su origen es antiquísimo, posiblemente tanto como la inteligencia humana. Pronto pasó a ser narrado en tercera persona. No se utilizan ilustraciones; las únicas imágenes que el receptor ve, las crea su imaginación y ésta es, precisamente, la mayor virtud del cuentacuentos: la capacidad de generar imágenes en la mente del que escucha, la capacidad de desarrollar la fantasía, la imaginación. Un aspecto técnico importantísimo del cuentacuentos es  la voz que debe ser agradable, vocalizando y con un ritmo, entonación y volumen adecuados. Debemos iniciar y finalizar con frases mágicas y divertidas (Érase una vez, Había una vez en un país muy lejano, y fueron felices y comieron perdices, etc.), sin olvidar que debemos utilizar la expresión no verbal. La historia debe tener una estructura lineal, pero en la narración conviene introducir alguna “pausa misteriosa”. Por último, hemos de tener en cuenta el uso de onomatopeyas, hipérboles, comparaciones, personificaciones, etc.

·Narración con libroLa técnica de la narración con libro es muy parecida al cuentacuentos, porque en realidad no se lee, sino que se cuenta, pero con el apoyo de las imágenes. El narrador va recreando la historia a través de las ilustraciones que muestra a los niños y va asegurándose de que se fijan en los detalles, en los gestos, en los movimientos.... Por tanto, la narración con libro no es una lectura sino una narración oral. Hay varias modalidades de narración con libro: libros grandes con ilustraciones llamativas, ampliaciones (A3) a color, proyección de imágenes (proyector de opacos, retroproyector, diapositivas, ordenador y cañón, etc. Cada profesor elegirá la que considere más adecuada. Yo me inclino por combinar el libro con ilustraciones y la proyección con el cañón, es decir, el alfa y omega de la transmisión del conocimiento. Su empleo requiere una disposición en semicírculo, con la profesora en su centro con el libro en las manos y la pantalla justo enfrente.

 ·La lectura. Esta forma de trasmisión consiste en que el maestro lea un cuento de manera  atractiva, evocadora y motivadora. Es fundamental que el niño escuche y entienda los cuentos que se les leen y que comparta con otros niños esa sensación de emoción, expectación, silencio y comprensión. Aprender a escuchar, a leer signos que comunican, ayuda al niño en la posterior comprensión de la palabra escrita. Al igual que las técnicas anteriores hemos de tener en cuenta las pausas, la interactuación, la expresividad, el volumen y además hemos de leer despacio, vocalizando y sin exagerar las entonaciones. No olvidemos que los niños sólo cuentan con nuestras palabras y con su imaginación para comprender, recrear y disfrutar la historia.

Como conclusión a este tema, puedo afirmar que me ha sido muy útil porque yo apenas conocía las diferentes formas de trasmisión existentes así como las técnicas más adecuadas para llevarlas a cabo, dependiendo del momento, de la edad de los alumnos y de los objetivos que nos hayamos planteado. Muy útil me resultó también el Taller Cooperativo. El intercambio de ideas con las compañeras y las correcciones de Irune me hicieron descubrir algunos errores propios, como,  por ejemplo, el empleo de imágenes en el cuentacuentos, que ahora sé que es absolutamente inapropiado porque castra la imaginación y la fantasía del niño. Por todo ello, creo que lo aprendido me será de utilidad en mi futuro docente.
E.- Tema 4. Creación literaria con y para los niños de Infantil.
Tener una Biblioteca de Aula sin más es relativamente fácil. Basta con  comprar algunas decenas de libros en una librería o recurrir a las donaciones de los niños y sus familias. Pero para conseguir que en esta biblioteca haya libros que respondan a los intereses de sus alumnos, a los contenidos curriculares de cada una de las unidades didácticas o a las necesidades emocionales de los niños en situaciones generales o particulares, la profesora debe usar su imaginación y su creatividad. Me refiero a la propia creación de textos literarios. Y es que existen una amplia gama de textos que son básicos para los fines citados, entre las que destaco la creación en prosa, la creación en verso, creación dramática y la creación de libros.
·Creación en prosa. La prosa es el género más similar al uso lingüístico ordinario y la forma más natural de crear literatura en la actualidad, hasta el punto de que cualquier niño de Infantil ha inventado historias y cuentos libremente  por lo que se sentirá cómodo trabajando con ella. La creación debe ser sencilla y clara, utilizar frases cortas, con una estructura lineal, donde los acontecimientos aparecen de forma cronológica de manera que los niños no pierdan el hilo así como un lenguaje y vocabulario correcto y adecuado para los niños. Para los que no saben por dónde empezar ante el folio en blanco disponen de una amplia variedad estrategias como el dibujo, las historias mudas, el binomio fantástico, la hipótesis absurda, cuentos al revés o biografías a partir del nombre.  
·Creación en verso. Antes de leer este epígrafe me sentía incapaz de enfrentarme a la creación en verso. Tenía el convencimiento, adquirido en mi etapa escolar, de que la poesía era algo tremendamente complicado, apto sólo para gentes con unos dones y un conocimiento del lenguaje especiales, necesarios para encontrar la palabra justa para cada ocasión y para rimarlas entre sí según se tratara de un soneto, de una cuarteta, etc.  Aquí he descubierto la existencia de una serie de estrategias sencillas, que parten del hecho de que la poesía, ya desde el siglo XX, no necesita rimar; y este descubrimiento libera el verso, y a mí, para llenarlo de verdadera función poética a partir de los recursos literarios: juegos de palabras, onomatopeyas, aliteraciones, repeticiones, invenciones léxicas... que, al igual que la rima, desarrollan en el niño las habilidades lingüísticas, la desinhibición, la fantasía, la creatividad y la propia sensibilidad estética. Las estrategias están secuenciadas, empezando por simples  juegos poéticos para familiarizarse con la creación en verso y para culminar con la creación autónoma. Algunas de estas estrategias son: Tantanes, Cómo es, Trabalenguas, Pareados, Acrósticos… o el Encadenamiento, que es la que he utilizado yo para mi composición en verso. La he elegido porque su sencillez (el segundo  verso comienza con la palabra con la que terminó el primero sin que sea necesaria la rima) permite hacer poesías con los niños de esta edad. Así, si damos las palabras flor, árbol y árbol a esos niños seguro que son capaces un texto con versos encadenados.
·Creación dramática Ya hemos aprendido en temas anteriores que  dramatización es un recurso fundamental y inexcusable que desarrolla una gran cantidad de capacidades en el niño, pero que resulta difícil encontrar textos que puedan ser representados por los niños de esta edad.  Por ello lo mejor es crear obritas personalizadas para el grupo, generalmente realizadas por la maestra. A la hora de idear el argumento, podemos utilizar los mismos recursos que para la prosa pues cualquiera de las estrategias presentadas es válida. A mí me ha encantado escribir una pequeña creación dramática para ser representada por los niños en clase. Estoy deseando poder aplicarla con mi propio grupo. Y, desde luego, la veo como un excelente recurso que seguro que utilizaré en cuanto tenga la oportunidad de hacerlo. Disfrutaré escribiendo pequeñas obras y aplicándolas con los niños y, en la media de mis posibilidades intentaré implicarles en la escritura y preparación de otras obras.

·Creación de libros. La creación literaria la podemos combinar con la creación artística consistente en la elaboración de libros utilizando diversos tipos de encuadernaciones sencillas y factibles además de pedirles que se conviertan en ilustradores de sus propias creaciones. Para ello tenemos que aplicar las tres  reglas básicas para la creación de libros que van a estar en el aula: resistencia (con materiales seguros y duraderos), mínima inversión económica (materiales baratos, como cartulinas, cartón, etc.) y poca dedicación temporal (encuadernaciones e ilustraciones sencillas). Tengo que decir que esta actividad me ha resultado muy estimulante. Partía con un hándicap inicial: soy muy torpe para el dibujo. Sin embargo, a base de darle vueltas a las diversas posibilidades que se me ofrecía, de ver las realizaciones anteriores de otras compañeras y de buscar en Internet, acabé realizando el libro de mi creación en prosa (Tomás y la estrella Luzinda) que creo que no ha quedado del todo mal y que es un comienzo para creaciones posteriores de mejor calidad y para poder trabajarla creación con los niños en el Aula.

Como conclusión a este Tema, tengo que decir que me ha aportado cosas muy positivas, enriqueciéndome en conocimientos y en estrategias para desarrollar en mi práctica educativa futura.  Creo que tengo bastante claro las estrategias y formas de despertar en los niños el gusto por la literatura así como los medios para lograrlo. 
F.- Tema 5. Biblioteca de aula y animación a la lectura.
Estoy totalmente de acuerdo con lo dice Irune en los apuntes de Teoría de la Literatura Infantil de que enseñar a leer, antes de aprender a leer, es decir, antes de aprender a descodificar símbolos alfabéticos, es tan necesario como enseñar a lavarse los dientes. Por ello,  iniciar a los más pequeños en la vida de la lectura, es uno de los peldaños más importantes en la educación inicial. Y aquí la biblioteca de aula es un elemento indispensable e insustituible porque es, dejando de lado la familiar, es la más cercana e inmediata al alumno y la más personal en su utilización.

La biblioteca de aula o Rincón de lectura, como espacio físico determinado, ha de reunir una serie de condiciones. La primera es que debe ser agradable limpio y luminoso. El mobiliario se compondrá de almohadones, colchonetas y alfombras, así como de mesas y sillas apropiadas para las edades de los chicos. La tercera condición es que debe permitir múltiples y muy distintas actividades: mirar cuentos e imágenes, escuchar narraciones, escuchar cuentos, ver obras de teatro, representar títeres, dibujar, ver cuentos y tebeos, jugar a juegos de mesa  y  conversar con los amigos sobre los descubrimientos realizados. Ha de organizarse un entorno afectivamente seguro, estéticamente bello y diseñado a la medida de quienes lo utilizan. Un lugar en el que cada niño encuentre un espacio de vida. El ambiente se convierte así en fuente de riqueza. 

El rincón de lectura debe disponerse de forma clara, ordenada e intencionada y con códigos visuales sencillos y compartidos universalmente por todos. Se evita así la necesaria presencia del maestro y se potencia la autonomía de
los niños. Es fundamental, además, que se encuentren a la altura de los lectores y que se acceda a ellos desde la portada y no desde el lomo. Para ello se utilizan estanterías de listones, de elásticos, bolsillos transparentes o cajas.

Para elegir los fondos del Rincón de lectura o biblioteca de aula, lo primero que tenemos que saber es la relación entre literatura y edad de los niños, es decir,  debemos conocer las fases evolutivas porque del estadio en que el niño se encuentren dependerán sus intereses y posibilidades en relación con el libro y la lectura. En nuestro caso, con niños de 2º ciclo de E.I.,  hemos de saber que a partir Sobre los cuatro años llega un momento de fantasía desbordante, gusta lo mágico y fantástico, los cuentos de hadas y los cuentos maravillosos, los personajes fantásticos, los cuentos de animales, así como los libros que cultivan los sentidos: libros de imágenes, texturas, etc. Es el momento de trabajar la lectura de la imagen, descubrir las figuras dominantes, los colores, localizar los objetos, e ir descubriendo las conexiones entre los dibujos, y entre estos y el texto que los acompañan.

Respecto a las fuentes y criterios de selección, la dificultad empieza por la enorme producción editorial de literatura infantil. Sólo en España se produce varios miles de títulos cada año. En nuestra ayuda vienen numerosas publicaciones y catálogos, pero lo más importante es tener claro una serie de criterios de selección como:
-Que presenten situaciones y personajes con los que el niño se identifique,
relacionadas con su mundo cotidiano.
-Que contengan imágenes que representen la lectura
-Con colorido que reflejan alegría y vida 
-Poco texto para estimular al niño a crear sus propias historias
-Libros de fábulas, cuentos de hadas, adivinanzas, trabalenguas, rimas,
canciones...
-De adivinanzas, acertijos, trabalenguas y poesía
-Cuentos clásicos y populares.
-Encuadernaciones resistentes, cubierta atractiva, tipografía grande
o letra que imite la manuscrita
-Libros que el niño viva intensamente, que le provoquen, risa, emoción y
asombro
-Libros de información que ofrezcan al niño explicaciones adecuadas a su
edad y satisfagan su curiosidad sobre los fenómenos naturales y las cosas
que lo rodean.

En cuanto a la actividad de organizar grupalmente un Rincón de Lectura, dado que las componentes no coincidimos ni en horario ni en lugar de residencia,  nos ha costado un poco ponernos de acuerdo a la hora de realizar la actividad, pero al final hemos coincidido en los aspectos básicos y espero que el resultado sea de su agrado.

Para finalizar con este Tema tengo que reiterar que, como en los anteriores, me ha aportado nuevas e interesantes ideas y a la vez me ha trasmitido el convencimiento de que en la literatura, como en la enseñanza en general, es fundamental la motivación del niño (y del profesor, por supuesto).  Y en este tema en concreto, tengo claro que una de mis funciones más importantes como profesora de infantil será la de organizar y gestionar de una manera adecuada la biblioteca del aula, aplicando todo lo aquí aprendido.

Mi conclusión final va a ser necesariamente breve, pues en los diversos epígrafes y al final de cada Tema he ido haciendo una valoración de las dificultades encontradas, de todo lo aprendido así como de la manera de llevarlo a cabo en la práctica docente. Todo esto no me ha resultado fácil, como tampoco la asignatura que me ha exigido una enorme dedicación. Creo, no obstante, que el resultado final, en cuanto a formación y conocimientos adquiridos, ha valido la pena.

WEBGRAFÍA.

Aquí presento brevemente algunos de los artículos consultados en la Web, que junto con los apuntes de Irune, me han servido para la realización de este artículo final.
cvc.cervantes.es/literatura/cauce/pdf/cauce12/cauce_12_007.pdf
www.guiainfantil.com/servicios/poesias/index.htm
https://es.scribd.com/doc/16094198/1-Estructura-Teoria-Del-Cuento
 publicacionesdidacticas.com/hemeroteca/articulo/007022/articulo-pdf 
rataratitaratoon.blogspot.com/2014/05/articulo-final-sobre-el-trabajo.html
www.cervantesvirtual.com/.../teatro...literatura-infantil.../003b02ca-82b2.

www.3ciencias.com/wp.../04/CUENTO-RECURSO-EDUCATIVO.pdf

BIBLIOTECA DE AULA Y ANIMACIÓN A LA LECTURA



Esta actividad ha sido realizada por:
-  Carolina Alarcón Pastor
-  Ana de Juan Álvarez de Lara,
-  María Manuela Fernández Maqueda
-  Natalia Hernández Gómez.
-  Liv Ortíz Rönnenberg


Hemos planteado esta biblioteca literaria para un aula de infantil de 4-5 años.

Muchos de los nuevos retos educativos pasan por preguntarse qué falla en la escuela, por qué llega un momento en el que los niños comienzan a percibirla como una obligación, como una pesada y aburrida carga, en lugar de sentirla como un espacio de aprendizaje que invite a inventar, a innovar, a crecer en infinidad de planos, a ser creativo Y lo mismo ocurre con la lectura. Cuando los niños se acercan a los libros por primera vez, rebosan curiosidad y deseo por descubrir todo aquello que esconden en su interior esos mágicos artefactos que ponemos a su alcance con mayor o menor interés. Desde la perspectiva de un adulto amante de la lectura, es absolutamente conmovedor comprobar la emoción y el placer que demuestran cuando asoman sus cabecitas al universo de imágenes y fantasía que les proporcionan los libros. ¿Qué ocurre entonces años más tarde? ¿Por qué cuando los niños superan esa marcada brecha entre la imagen y la palabra comienzan a percibir la lectura como una cansina imposición académica más que como lo que realmente es, un acto de regocijo y deleite? Quizá la respuesta la encontremos, como tantas otra veces, en el gran Borges: La lectura no debe ser obligatoria. El placer no es obligatorio, el placer es algo buscado.

Si queremos propiciar que disfruten de los libros y que se conviertan con el tiempo en lectores tan voraces como críticos, deberíamos, en primer lugar, cambiar nuestra perspectiva de los niños y verles como sujetos con criterio; y en segundo lugar, no estaría de más transformarnos nosotros, los adultos (tanto dentro como fuera de la escuela), en una gran oreja respetuosa y atenta capaz de comprender que cada niño es un universo, con sus inquietudes, inclinaciones y gustos particulares. Escucharles, valorar sus opiniones y proporcionarles un clima óptimo para el intercambio de ideas es vital si lo que pretendemos es responder a sus necesidades como lectores, que las tienen, a pesar de que se encuentren aún en una etapa puramente visual.

Ni todos aprendemos y sentimos de la misma manera ni todos decodificamos las imágenes del mismo modo. De ahí la necesidad de descubrir lo que precisa cada niño, así como sus disposiciones, y en base a ello, ser capaces de utilizar todos los recursos en nuestro haber para satisfacer sus necesidades y fomentar sus aptitudes.  

Por todo ello, nuestra biblioteca y nuestro rincón de lectura no serán espacios creados para los niños, sino lugares pensados con los niños, que participarán tanto en el diseño como en la puesta en marcha de todos y cada uno de los aspectos y actividades relacionados con su experiencia como lectores. Se nos antoja esta la mejor forma de conseguir que se involucren realmente en el proyecto y que se sientan plenos protagonistas de él. Los niños, como bien sabemos, son creativos, curiosos y observadores por naturaleza, y disfrutan poderosamente realizando actividades con las que calmar su sed de conocimiento y experiencias. Pertenecen, como los adultos (aunque a muchos se les haya olvidado), a una especie que propende a aprender, que alberga en su esencia el ansia de avanzar, de comprender, de descubrir Valgámonos pues de esta tendencia innata a la curiosidad como punto de partida para diseñar y crear una guarida lectora atractiva y mágica, y cubramos el entorno de la biblioteca del aula con un halo de fantasía y misterio, el mejor cebo para pescar mentes despiertas e inquietas

¡Comenzamos!


SITUACIÓN EN EL AULA

En principio, se podría pensar que la lectura no necesita demasiados requisitos: basta un buen libro sobre las rodillas y las ganas de atravesar el umbral de la fantasía. Sin embargo, a la hora de ubicar el lugar donde exponer nuestra biblioteca y poder sentarnos (o tumbarnos) plácidamente a disfrutarla, sí pensamos que se deben tener en cuenta una serie de aspectos de carácter físico y material. La zona del aula que elijamos debe ser lo  suficientemente amplia y luminosa como para acoger a los niños con cierto desahogo y permitirles disfrutar de los detalles y la belleza de las imágenes, ya sea su lectura individual o en grupo. Asimismo, y en la medida de lo posible, debe tratarse de una zona libre distracciones y de ruidos molestos. Con estas sencillas medidas, conseguiremos provocar ese efecto de calidez y recogimiento tan propios de la lectura. Nuestra esquina de los libros estará también acotada y bien definida, para distinguirla del resto de los espacios del aula. A continuación, adjuntamos un pequeño croquis de la clase:




Pero, como todas nosotras disfrutamos de lo lindo leyendo al aire libre y creemos que se puede y se debe educar desde el juego y la sorpresa, hemos ideado también un pequeño espacio en el patio de la escuela para los días de buen tiempo que explicaremos con detalle en el apartado siguiente.   

DISEÑO

Como hemos señalado ya, nuestro proyecto tiene como prioridad que los niños se sientan vinculados emocionalmente al espacio que habitan, el aula, y dentro de ella, a la zona de lectura. Queremos que sean los verdaderos protagonistas de su proceso de aprendizaje, así pues, dejaremos que se encarguen de una parte del diseño, la más vanguardista y dinámica, y la más atractiva: la ornamentación.

Pero vayamos por partes, lo primero que vamos a describir es la distribución de los elementos que les vendrán dados. Como en todo rincón que se precie, dispondremos de dos paredes: la primera, la dedicaremos a colocar en fundas de plástico transparente las fotocopias a color de las primeras de cubierta (portadas para los amigos) de una selección de cuentos elegidos democráticamente en clase por los alumnos (más tarde explicaremos su función). Serán 18 portadas (colocadas en tres filas), un número apropiado para que todas ellas se sitúen a la altura del campo visual de los niños (como el resto de los elementos, por otra parte). En la segunda pared, iremos colgando los dibujos o creaciones que vayan realizando en las distintas actividades propuestas para el fomento y dinamización de la lectura. Por último, crearemos una tercera pared, que servirá para acotar nuestro rincón de los libros, con una estantería baja, que, repleta de cestos, albergará los libros de nuestra biblioteca de aula.

El espacio dedicado a viajar sin moverse del sitio, porque eso es en definitiva lo que hacemos cuando leemos, tendrá, además, un suelo mullido (tatami, colchoneta, piezas de goma EVA) decorado con un gran número de cojines de diversos tamaños y formas y un puf.

Por último, colocaremos una cuadrícula a base de hilo de nylon sobre el área de la biblioteca para que los niños creen las diferentes escenografías en función de los libros que vayan leyendo, de las diferentes propuestas que se vayan realizando en clase o incluso en relación con los cambios estacionales (tantas posibilidades como ideas caben en el corazón de un niño). De ese modo, sobre sus cabecitas soñadoras penderán en cascada tiras de papel de colores, hojas de árboles ensartadas en lana semejando un jungla, cadenetas fabricadas a base de tapones de botella De una forma simpática y lúdica, les invitaremos a imaginar, crear, leer y, ya de paso, reciclar.

En los días más amables meteorológicamente hablando, dispondremos de un rincón de lectura en el patio del colegio, que podrán disfrutar el resto de los alumnos del centro si así lo desean. De este modo, quizás nuestra iniciativa de paso a otras muchas, porque la ilusión es tremendamente contagiosa, casi tanto como la melancolía. Este espacio se creará a partir de una estructura de paraguas (de nuevo elementos reciclados), que darán color, alegría y sombra a los pequeños mientras disfrutan de sus libros preferidos. Sería conveniente, pensamos, guiar a los niños para que las lecturas escogidas para el exterior fuesen más livianas y lúdicas, por aquello de que al aire libre encontrarán más estímulos que les puedan distraer y, además, porque queremos darle a este momento lector un toque divertido.


CONTENIDO / FONDOS

Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado... Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque papá o mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito... Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido. Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastian hizo entonces.
                                                               Michael Ende

En nuestra búsqueda de la biblioteca ideal para un aula de 4-5 años, hemos intentado cubrir las necesidades de los niños de este tramo de edad con libros que les permitan reinterpretar el mundo, y con libros que les ayuden a entenderlo; libros que actúen como identificadores, para que los pequeños se reconozcan de forma inconsciente en los protagonistas y aprendan de ellos que los problemas tienen solución o que todos y cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles; libros que reflejen sus miedos, problemas o preocupaciones; libros para pasar un buen rato; libros para reír, soñar o volar; libros para educar los sentidos y el gusto estético; libros para disfrutar de la belleza estética y plástica, de una pincelada o un trazo mágico; libros de los que encogen el corazón o libros nosense para perder la cabeza En definitiva, libros para, con un poco de suerte, volverse un Bastian.

Los niños de 4-5 años pertenecen al llamado subperíodo intuitivo, en el que van desarrollando su capacidad de representación, disfrutan con el dibujo, el juego simbólico, la dramatización Es el momento óptimo para trabajar la lectura de la imagen, descubrir las figuras dominantes, los colores, localizar los objetos e ir descubriendo las conexiones entre los dibujos, y entre éstos y el texto que los acompaña.

Para elaborar estas representaciones, insistimos de nuevo, el niño debe poder identificarse con alguno de los personajes de la historia ¡tanto con los buenos como con los malos!

A continuación, proponemos un pequeño esquema de las características de nuestra selección, para que quede aún más claros los motivos de la propuesta:

-  En estos libros, la ilustración es un lenguaje artístico más y no solo un aliciente decorativo.
-  Libros con lenguaje correcto y párrafos no demasiado extensos.
- Libros que ofrezcan información, en los que el niño pueda adentrarse en una investigación propia.
-  Libros con poco texto, que ayuden al niño a decodificar las imágenes e, incluso, crear su propia historia.
-  Libros de fábulas, adivinanzas, rimas, canciones.
-  Libros de poesía y de lenguaje algo surrealista (muy importante en esta edad).
-  Libros de cuentos populares.
-  Libros fáciles de manipular, de cómodo manejo para sus manitas
-  Libros que produzcan asombro, risa, y proporcionen una correcta escala de valores con el objeto de que el niño pueda ir eligiendo sus propios caminos
-  En definitiva, libros-arte, libros-vida.

FONDO DE ARMARIO PARA LECTORES EXIGENTES DE ALTURA REDUCIDA

1)     Presiona aquí, Hervé Tullet. Chronicle Books.
2)     Adivina cuánto te quiero, Sam Mc Bratney.
3)     La manzana roja, Feridun Oral. Editorial Juventud.
4)     Monstruo Rosa, Olga de Dios. Nube Ocho Editorial. 
5)     El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza. Wermer Holzwarth y Wolf Erlbrunch. Alfaguara Infantil.
6)     El peor niño del mundo, Andrea Rauch. Brosquil Ediciones. 
7)     Un perro muy raro, José Watanabe y Víctor Aguilar. Editorial Peisa.
8)     Monstruosa sorpresa, Édouard Manceau. Bruño.
9)     Salvaje, Emily Hughes. Libros del Zorro Rojo.
10) Cómo atrapar un estrella, Oliver Jeffers. Fondo de Cultura Econcómica de España.
11) El globito rojo, Lela Mari. Kalandraka.
12) Huevos verdes con jamón, Dr. Seuss.
13) ¡Oh!, Josse Goffin, Kalandraka.
14) La oca loca, Gloria Fuertes, Editorial Escuela Española.
15) Cuentos para jugar, Gianni Rodari. Alfaguara Infantil.
16) El árbol generoso, Shel Silverstein. Kalandraka.
17) De la cabeza a los pies, Eric Carle. Kókinos.
18) El cazo de Lorenzo, Isabelle Carrier. Editorial Juventud.
19) Te quiero (casi siempre), Ana Llenas. Espasa Libros.
20) La ovejita que vino a cenar, Steve Smallman. Beascoa.
21) Orejas de mariposa, Luisa Aguilar. Kalandraka.
22) La cebra Camila, Marisa Núñez. Kalandraka.
23) La merienda del señor Verde, Javier Sáez Castán. Ediciones Ekaré.
24) La gran fábrica de las palabras, Agnes de Lestrade. Tramuntana.
25) Donde viven los monstruos, Maurice Sendak. Kalandraka.
26) Inés Azul, Pablo Albo. Thule Ediciones.
27) Pequeño Azul y pequeño Amarillo, Leo Leoni. Kalandraka.
28) Frederick, Leo Lionni. 
29) El huevo del erizo, Nozomi Takahashi. Tramuntana. 
30) Corre a casa ratoncito, de Britta Teckentrup. Loguez.
31) Mi nueva casa, Marta Altés. Blackie Books.
32)  Buscar, Olga de Dios. Nube Ocho ediciones.
33) Críctor, Tomi Ungerer. Kalandraka.
34) Adelaida, Tomi Ungerer. Kalandraka.
35) Yo materé monstruos por ti, Santi Balmes.
36) El pez arco iris, Marcus Pfister.
37) León de biblioteca, Michelle Knudsen y Kevin Hawkes.
38) Una piedra extraordinaria, Leo Lionni.
39) ¿Nada?, Patrick Mcdonnell.
40) Soñario, Javier Sáez Castán. Océano Travesía. 
41) El pato y la muerte, Wolf Erlbruch. Barbara Fiore Editora.
42) Elmer, David McKee.
43) Ser princesa no es un cuento, Irune Labajo y Gábor Gayá.
44) ¿Qué le pasa a mi cabello?, Satoshi Kitamura.
45) Flotante, David Wiesner.


ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN

Toda maestra que se precie debe amar los libros, porque, de lo contrario, difícilmente podrá invitar a los niños a que se apasionen por la lectura. Por ello, creemos que una buena parte de los fondos de la biblioteca deben provenir de los docentes, primeros interesados en compartir ese fuerte apego a los libros y guías en el desarrollo lector de los pequeños, en su pensamiento crítico. 


Por otra parte, la responsabilidad de formar lectores, claro está, no es competencia exclusiva de la escuela, sino que a ella deben contribuir también las familias y otras instituciones cercanas al entorno del niño, como las bibliotecas públicas, así que debemos valernos también de estos dos agentes para obtener nuevos libros que sean de interés para los niños y que les ayuden a crecer y volar. Cada alumno, si así lo desea y puede (que no están las cosas muy boyantes en muchos hogares -precisamente los más desfavorecidos serán los que presumiblemente más necesitarán nuestra motivación-), traer a clase un libro consensuado con la maestra y otro que sea de su completo gusto para compartir con la clase. Los primeros entrarán a formar parte del fondo de la biblioteca y tendrán una distinción roja; los segundos, servirán para lo que vamos a denominar los libros con maleta, y estarán marcados en azul. Cada viernes, todos los alumnos y alumnas elegirán un libro azul y se lo llevarán a casa. El lunes, en la asamblea, todos intercambiarán opiniones sobre los personajes, el argumento, las ilustraciones Nadie tomará nota del libro que se ha llevado a casa cada niño, porque lo que queremos conseguir es que los pequeños sean cada vez más autónomos y se responsabilicen de los ejemplares que sacan del aula sin que ninguna autoridad les supervise. Para ello, obviamente, necesitaremos el apoyo de las familias, que estarán sobre aviso de que la actividad de los libros con maleta no tiene como finalidad únicamente el fomento de la lectura, sino hacerles comprender el valor del objeto en sí, que deben cuidar, y darles alas para madurar.


En cuanto a los libros marcados en rojo, los que conforman propiamente el alma de la biblioteca, pueden ser llevados a casa cuando el niño lo desee. Tan solo estableceremos dos únicas normas: que sean devueltos al día siguiente y que se informe a la maestra (por una cuestión meramente logística). Una vez cumplidos estos dos requisitos, bastará con que el niño coloque su carné (una fotografía plastificada con un cordón a su elección) en el gancho de “¡Me lo llevo! y lo sitúe en el gancho de “¡Lo devuelvo! una vez disfrutado en casa con padres, hermanos, abuelos, vecinos...


Creemos que con estas pequeñas y sencillas normas, que al principio costará implantar, poco a poco los niños nos irán hablando de sus gustos e intereses y aprenderán que los libros no son un objeto cualquiera, que encierran tantas maravillas que deben ser cuidados como el mejor de los bienes y que ellos, solitos, son los guardianes y custodios de tan increíble tesoro. 

DINAMIZACIÓN Y ANIMACIÓN

Nos gustaría, antes de nada, hablar un poquito sobre lo que Kepa Osoro Iturbe llama Lectura Compartida, ya que este concepto nos parece fundamental para entender la lectura en el periodo de la Educación Infantil, cuando los niños no saben descifrar aún los textos y necesitan de la figura del adulto para que les acompañe de una manera alegre, tierna y respetuosa en el descubrimiento del libro. La Lectura Compartida es, por tanto, ese momento de comunión entre el niño y el adulto que nace en el entorno familiar, cuando los padres o madres leen a sus hijos en el regazo, y crece y se desarrolla, si el maestro o la maestra tienen el necesario amor por los libros, en la escuela. Porque no se puede invitar a los niños a que lean desde la apatía o la rutina, imposible, tan solo lo lograremos desde el amor, desde la emoción, pero desde una emoción real, vivida, desde un sentimiento sincero, desde la complicidad y la cercanía. Y solo a partir de esta proximidad al niño y teniendo como punto de partida el afecto por la lectura brotarán de manera natural las estrategias más fascinantes y creativas de dinamización y animación.

En este sentido, además, los adultos tenemos muchísima suerte, porque contamos con unos aliados de excepción: los libros ilustrados, rebosantes de posibilidades comunicativas, poseedores de una fuerte carga estética, plástica y emotiva, y capaces de acercar la realidad a los niños desde la fantasía.
      
Otro aspecto que nos gustaría recalcar es que la competencia lectora y el hábito lector se influyen mutuamente. Por ello es importante hacer partícipes a las familias de las actividades que se lleven a cabo en el aula (o en el centro) en relación con el fomento de la lectura, ya que, si bien es cierto que en el seno de algunas familias el hecho lector es tan natural como beber un vaso de agua, en otras, por desgracia, los niños no encuentran un modelo al que imitar y los libros brillan por su ausencia, lo que repercute en su interés por la lectura.

Cada vez son más los padres o madres que se acercan a las escuelas o colegios de sus hijos a contarles un cuento, o incluso a representarlo con marionetas, pequeños teatrillos, etc., lo que nos hace presuponer que un alto porcentaje de padres/madres o bien leen o bien desean que sus hijos lo hagan. Importante tener este hecho en cuenta a la hora de plantear más actividades de carácter familiar, incluso se podrían extender estas experiencias a abuelos o hermanos mayores, por poner algunos ejemplos.

A estas edades, la naturaleza de los niños les empuja al movimiento, así que bien podríamos aprovechar su espíritu dinámico y el gusto por hacer para optar por pedagogías corporales que aúnen literatura y música o literatura y danza. Las performances pueden ser tan ricas como variadas, basta poner en marcha la imaginación y la creatividad.

A las ya conocidas actividades que se desarrollan en el aula para invitar a los alumnos a que lean (la hora del cuento, momentos de reflexión y diálogo sobre algún libro propuesto, talleres en los que dibujar a los protagonistas de esta o aquella historia), queremos sumar este otro tipo de experiencias, más innovadoras y desconocidas.

Los niños que actualmente habitan las aulas vienen ya con una tableta debajo del brazo (lo del pan ha quedado ya para el recuerdo) y este es un factor que, mal que nos pese a algunos, no podemos obviar. En la actualidad existen un gran número de aplicaciones que dan vida a la obra de muchos autores e ilustradores. Es el caso, por ejemplo, de las simpáticas historias de Chris Haughton (fallo no haberle incluido en nuestro fondo de biblioteca), que cuentan con divertidas App para tabletas o teléfonos móviles.

Cuanto antes expongamos a los niños a la lectura, antes y mejor desarrollarán la capacidad lingüística y las habilidades de expresión, comprensión y comunicación. La lectura les dotará de poderes para imaginar y crear nuevas historias, de ahí la necesidad de proponerles actividades que saquen a la luz su creatividad y dotes narrativas. Los dados con imágenes, que incluso se comercializan, son fantásticos para que den rienda suelta a la imaginación y creen pequeñas historias, pero también podemos servirnos de recortes de revistas para presentarles una serie elementos, personajes o circunstancias con los que poder componer un narración con lógica o sin ella, que lo ilógico tiene también su atractivo.

Por último solo queremos compartir con vosotros los errores que, según la AEPAP (Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria) con más frecuencia cometemos los adultos cuando queremos animar a los niños a que lean:

-  Crear contradicciones entre el método de la escuela y el empleado en casa.
-  Emplear libros inadecuados por su extensión, interés o tema.
-  Introducir un ritmo de aprendizaje excesivo.
-  Repetir o enseñar lo ya sabido, lo que provoca aburrimiento.
A los que añadiremos uno más:
-  Convertir la lectura en una obligación y despojarla de todo su misticismo y magia.  


BIBLIOGRAFÍA

Labajo, I. Bloque 5 módulo docente Literatura Infantil. (2016). Madrid: La Salle.